Tampoco es que quede mucho con la gente, soy amante de la soledad, de mi vida y a mi ritmo, algo que es aún más complicado para relacionarse y conectar con las persona. No suelo quedar mucho con mis amigos, pero sé que están ahí, que si llamo estarán o eso me gusta pensar.
Sé que no sé va, que se aleja, pero mi experiencia dice que la distancia no es buena para las relaciones. A pesar de que exista el Messenger. Las conversaciones acaban igual que empiezan, con un “¿Qué tal?” y un “bien”. Porque da pereza contar lo que te ha pasado tal vez en una semana repleta de anécdotas, y ya no te hablo de si pasan meses. Siempre es mejor hablar, más rápido y directo con un café o zumo para moderar, con unas cuantas sonrisas. Porque siempre se pierde algo, y yo tengo esa inercía. Pierdo el móvil, el MP4, gente que me importa... debería estar ya acostumbrada.
Y aunque no haya quedado mucho, echaré de menos los cines, y algún café. También las charlas en cualquier banco de cualquier calle.
Se alejan las personas, se alejan y se expanden como el universo poco a poco y sin que tú te muevas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario